La Segunda Revolución Industrial

A mediados del Siglo XIX, se inició la segunda etapa de la Revolución Industrial.
El desarrollo de los transportes, como los ferrocarriles y los barcos de vapor, y la necesidad de mejorar las máquinas textiles y agrícolas exigían metales más resistentes. El hierro fue reemplazado por el acero, que también era más fácil de manejar. La industria siderúrgica adquirió un enorme protagonismo.
Durante este período, se descubrieron nuevas fuentes de energía como el petróleo y la electricidad, y surgieron otras industrias. El petróleo comenzó a ser utilizado como combustible en reemplazo del carbón. La máquina de vapor cedió su lugar al motor de explosión y al motor eléctrico. 
Si durante la primera etapa de la Revolución Industrial predominaron los pequeños talleres artesanales, en las primeras décadas del siglo XIX comenzaron a establecerse las grandes fábricas, para imponerse definitivamente después de 1870. Asimismo, los dueños (llamados empresarios, capitalistas o burgueses) comenzaron a controlar todo el proceso productivo.  

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, los ferrocarriles fueron el motor de la expansión industrial en los países más desarollados